Es bien sabido que el consumo de alcohol, en términos generales, no es recomendable para la salud. Numerosos estudios revelan además que la ingesta de bebidas alcohólicas está directamente relacionada con enfermedades bucodentales como la periodontitis. Los efectos del alcohol sobre las encías son nefastos ya que, al debilitar el sistema inmune, hace que se desarrollen infecciones periodontales que pueden acabar con la pérdida de piezas dentales.
Las estructuras que soportan los dientes son atacadas por las bacterias, de modo que es importante atajar este problema en cuanto se detecta.
La deshidratación es otra de las consecuencias adversas de tomar alcohol frecuentemente. Al resecarse la boca hace que la acumulación de placa sea mayor y con ella la aparición de caries.
Otro efecto negativo que produce la acidez de las bebidas alcólicas es el desgaste dental. El pH de la boca reduce sus valores habituales y puede dar paso a la erosión y desminerazilación de los dientes. Esta bajada de PH también afecta a la saliva, multiplicando los riesgos de sufrir enfermedades bucodentales.
El vino y bebidas que tienen tonalidades púrpuras, además perjudican el aspecto de nuestros dientes, porque se tiñen. Asimismo, si el alcohol viene acompañado de bebidas carbonatadas, debemos tener en cuenta que éstas tienen un alto contenido de azúcares.
Para terminar, no hay que olvidarse de que la ingesta de alcohol provoca mal aliento. Las bacterias que quedan en la boca cuando interactúan con comida, producen una serie de compuestos sulfurosos con fuerte olor.
Aunque se ingiera alcohol de forma moderada es recomendable tener una higiene dental muy cuidada, con un cepillado que ponga especial atención a la zona de las encías, sin olvidar el hilo dental y los interdentales.
Nuestro equipo de especialistas en salud periodontal te diagnosticará posibles enfermedades de encías y te ayudará a prevenirlas o tratarlas.
Jesica Equísoain
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