Todos queremos tener una sonrisa lo más bonita y blanca posible. Puede que la genética haya hecho que tu salud dental sea impecable o puede que los dentistas hayan tenido que “esculpir” tu sonrisa. Seas del tipo que seas, todos necesitamos seguir hábitos de higiene bucal para mantener nuestros dientes sanos.
Puede que la primera regla, lavarse los dientes después de cada comida, sea una obviedad pero no todas las personas lo hacen. Para evitar la acumulación de placa y llegar a los sitios a los que el cepillado no puede acceder, debes utilizar seda dental.
Si por alguna razón no puedes lavarte los dientes después de alguna comida, come alimentos como las manzanas o mastica chicles sin azúcar, limpiando los dientes y aumentando la segregación de saliva. Así evitarás la acumulación de placa y posterior formación de sarro. El tabaco es el peor enemigo de unos dientes blancos. La nicotina amarillea y mancha tus dientes. El café, el vino o el té también pueden alterar el color de tu sonrisa. Puedes aclararte con agua después de tomar estas bebidas para así evitar que el pigmento se deposite en el esmalte.