Nuestros hábitos cambian en verano. Las vacaciones, la siesta, el sol o la piscina pueden provocar consecuencias en nuestra salud bucal.
– ¿Si te lavas los dientes antes de dormir por la noche por qué no hacerlo cuando te echas la siesta? Mientras realizas esta costumbre tan española disminuye la producción de saliva volviendo a nuestra boca más vulnerable frente al ataque de las bacterias.
– El calor hace que nuestro cuerpo se deshidrate con más facilidad perdiendo sales minerales de nuestro organismo y provocando el descenso de las cualidades lubricantes de la boca.
– Si proteges tu piel de los rayos del sol, ¿por qué no lo haces con tus labios? Utiliza protección labial para evitar quemaduras al broncearte.
Además de la siesta, el calor o los rayos del sol, existen otros factores como el deporte, las bebidas azucaradas o los helados que también afectan a nuestros dientes.