El láser en odontología se empezó a usar en 1995 para tratamientos en tejidos blandos y dos años después para tejidos duros. El láser aplica energía en forma de luz y uso se puede extrapolar a multitud de tratamientos dentales como caries, blanqueamiento o cirugías. Pero, ¿cómo un mismo elemento como es el láser puede servir para procedimientos tan dispares como los anteriormente citados? La diferencia radica en la longitud de onda del láser, mediante la que se consigue efectos diferentes sobre los tejidos a tratar.
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