En ocasiones, nos encontramos con patologías bucodentales que nos generan una gran alarma debido al desconocimiento.
Algunos pacientes presentan la aparición espontánea de un bulto en la encía que provoca dolor o irritación. Este manifestación no tiene por qué ser síntoma de un problema grave, pero sí es necesario acudir al odontólogo para que sea él quién valore el origen del mismo.
Los bultos suelen estar generados por dos causa:
Una fístula, que es una abertura o herida en la encía que supura pus. Es un signo evidente de que estamos ante una infección oral, por lo que debemos atajarla lo antes posible.
Ocasionada por tres factores:
- Diente con caries: fácil de detectar porque provoca un dolor agudo en la zona. Se produce una inflamación en la encía motivada por la acumulación de bacterias en la raíz de la pieza dental.
- Endodoncia defectuosa: cuando un diente está mal endodonciado, deriva en un proceso infeccioso que conlleva a la aparición de la fístula. Esto es debido a que durante el tratamiento no se eliminaron las bacterias iniciales correctamente.
- Tercer molar: durante la erupción de las muelas del juicio es frecuente que se reproduzcan las fístulas, ya que la pieza dental que intenta salir hace daño a la encía causando una posterior infección.
La segunda causa por la que pueden aparecer los bultos en las encías es por la constante irritación o roce que genera un fibroma, bulto duro y redondeado que sólo provoca dolor cuando lo tocamos.
Esta afección no sólo se presenta en el tejido gingival sino también en los labios o lengua.
A diferencia que la fístula, no estamos ante un proceso infeccioso por lo que no será necesario ingerir antibióticos. La solución pasa por extirpar el fibroma y limpiar bien la zona. Es habitual que los pacientes con prótesis dental sufran esta afección.
En cualquiera de los casos, para evitar bultos y otros problemas orales, mantén una buena higiene y acude a tu dentista de confianza. La prevención es una gran aliada para tu salud bucal.
Jesica Equísoain
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